Van ya unos días en los que no dejamos de hablar de esfuerzos inútiles. Aquellos que sólo sirven según alguno para generar melancolía. Pero considero más acertado pensar que han servido para algo más. Para movernos. Para actuar. Porque antes de saber lo inútil de su resultado lo hemos tomado como una labor más o menos provechosa. Y en ellos nos hemos esforzado en mayor o menor medida. Nos hacen madurar. Crecer.
Y, ¿para qué nos sirvió estudiar aquel puto examen que estrepitosamente suspendimos?, ¿por qué empleamos nuestro tiempo en cortejar a aquella inalcanzable y fría dama?. Algo conseguimos con ello. Algo que podemos aprovechar en el día de hoy. Hablo de calabazas, claro.
Seguramente los hijos de don Pantuflo Zapatilla batan todos los récords, pero, quien más quien menos, todos tenemos en el trastero guardada alguna. el 1, 2, 3 tenía a su Ruperta, y hasta los Power Rangers tenían su calabaza-raper (temible enemigo que destruía todo a su paso a ritmo de rap y hip-hop; aunque en mi memoria siempre quedará el pulpo-fante, el vanidoso).
Pues esta misma noche he decidido hacer acopio de mis aparentes fracasos. He reunido todos mis resultados negativos y derrotas. Y les he dado otro aspecto. He sacado fruto de la fruta que fue fruto de infructousos esfuerzos, y he disfrutado (lilo). He cogido un cuchillo y he destripado a todos mis fantasmas.
La pulpa de la cabaza es pegajosa. Al menos de las mías, que intentan arrastrarme hacia el pasado. Pero es Halloween, su particular san martín (y no me vengáis con que son americanadas ni sajonadas ni pollas; es cierto que debe ser tradición celta o similar, pero halloween no es más que la abreviatura de víspera e todos los santos, pero dicho en inglés, claro) así que nada. Creyentes, ateos, anacoretas, cristianos, paganos, cuáqueros, blogeros... todos a destripar nuestras calabazas.
Pero tened cuidado con las herramientas empleadas. Yo quise hacer unos terribles ojos a la mía y cuando quise darme cuenta vi esto:
Arrojé violentamente el cuchillo contra el suelo. Analicé su mango (venga vale), su hoja, su filo. No encontré señal de posible posesión. No había explicación aparente. Pero entonces acudí a la cocina y abrí el cajón de los cubiertos. Allí encontré lo siguiente...
salud.
Llueve. Hace frío. El radiador gorjea bajo la ventana. Por el lado de dentro, obviamente.
Hemos llegado a esta etapa del año. Los relojes se atrasan una hora. Los cuerpos dos horas. Y ya nadie se declara homosexual. De los armarios sólo salen abrigos y chubasqueros.
El pelo cae con una frecuencia superior a la habitual. El meteosat pinta la península de blanco y los árboles sus hojas de amarillo. Todo teñido de un tono melancólico, casi triste. Hasta los ojos de la tan querida por los madrileños "espe" parecen más profundos.
Que le jodan. Las especialidades Ferrero vuelven a las tiendas una vez pasado el verano, ya que -no sé si lo sabréis- el calor podría llegar a estropear su calidad. Y eso hace del otoño una estación mítica.
Ya vuelvo a ver ese spot tarde tras tarde. Ya sé cómo se comporta un marido ejemplar, cómo actúa una embarazada primeriza. Ya sé qué es un matrimonio. Y veo esos productos de envoltorio hortera y nombre rimbombante. La estética que se lleva. El diálogo tan bien traído. Y me doy cuenta de que sólo buscan vender a través de la emulación. Por eso eligen esos personajes, porque en ellos nos vemos todos y cada uno reflejados. Y por eso nosotros estamos deseando recibir una llamada vuestra esta misma noche al móvil. Y vosotras soñaís con tener un retraso. Y todos los tenderos-calvos-con-bigote-y-mandil que trabajan en una horripilante tienda de dulces comienzan a expender preservativos pasados de fecha con la foto de naranjito al dorso...
...no sé si todo esto es verdad. Ni siquiera sé si tiene algo que ver con la sonrisa que esbozo cada vez que veo la pieza. Sólo sé que todavía hay esperanza para los que queremos currar en publicidad. Gracias a Ferrero por devolverme esa esperanza, y no a los electores de la comunidad de Madrid.
Se abre el telón y aparecen el Ciga y el jebi saliendo del Xtreemmusic Festival... la película, sin duda, se llama "señales".
Marcados como jóvenes reses abandonaban el recinto. Sudados. Descamisados. Con una afonía que sólo hacía resonar sus propios tímpanos. Todo tipo de señales se repartían por su torturada anatomía. Marrones, moradas, amarillentas, todas menos la de la cruz. Sin duda éso debía ser lo más parecido a los estigmas del anticristo. Seguro.
Una vez acabada la velada -que vino a durar unas 18 horas- el espejo intenta decirte que ese tipo de danza no debe ser la más adecuada para el mantenimiento de salud. Pero ignoras su advertencia. Sonríes, incluso. Ahora son todas más visibles. Todas menos una. La señal inequívoca de un horrible estado de embriaguez debido a la constante ingesta del tantas veces recurido néctar dorado ha desaparecido. Comenzó a hacerlo en el Hebe justo con el cambio de hora.
La piel de las tibias está abierta, bíceps y muñecas amoratadas, codos despellejados y espalda que parece ser una barata copia de un Klee. Pero claro, unos hombres de marketing y/o comunicación como el cigala y el jebi, no se van a echar las manos a la cabeza por ello. Al revés. Sueñan con estar relacionados con las mayores marcas (aunque la mayor, sin duda, estaba en el brazo izquierdo del satánico molusco). Desenvolverse en ese mundo de las grandes marcas y los pequeños escrúpulos. Y te hace gracia pensar que eres una versión chabacana de David Meca. Con todas esas marcas que se adhieren a su pecho y brazos a la hora de intentar cada una de sus absurdas proezas (que casi recuerdan a la infancia cuando intentabas hacerte el chulito para impresionar a la audiencia). Vaya. Y descubres la íntima relación existente entre el death metal y el deporte de alto nivel. Todo el foso lleno de Mecas, y el escenario de Nozales. Efectivamente. Unos energúmenos que destrozaban la barrera del sonido a golpe de pedal. De doble pedal (como el de los del foso). Y de doble bombo (como los de Pajares). Pero entonces toda tu atención cae sobre el chichón. Un bollo que corona tu ceja derecha que, con grandes dosis de imaginación, te haría parecer al entrañable van Damme. Pero en el fondo a quien te pareces con tamaño tercer huevo es a Herminio Bolaextra...
Estoy agujetoso y dolorido, pero no me importaría seguir bailando un violento pogo en una fiesta que me han dicho se ha organizado en la calle Génova. La próxima vez votáis a izquierda castellana, hombre.
Bueno, como sé que muchos de los que pasáis por este miserable blog habitualmente estáis interesados en la publicidad y/o el diseño, os diré que no estaría de más q os pasarais por la Biblioteca Nacional. Desde ayer hasta mediados del mes que viene hay un exposición titulada "Ephemera". La colección de "Ephemera" acoge aquellos materiales ilustrados marcados por un carácter efímero (materiales impresos sobre papel elaborados para un uso específico limitado, que una vez han cumplido su finalidad dejan de tener su utilidad práctica). Algunos de ellos son: juegos, etiquetas de productos comerciales, cromos, felicitaciones, paipais, almanaques, programas e invitaciones a espectáculos, etc.
No está nada mal y es gratis. Os acordáis de aquello de bienes duraderos de una vez por todas? Pues nada de nada...
Y después de este interludio cultural paso a hablar del tema que hoy me ocupa: la HUELGA de Antena 3. No es huelga general, que diría el Antonio, pero deberíamos apoyarla. Sí. No, no me he vuleto solidario, ni altruista. Sigo siendo igual de egoísta. Y quiero apoyar la huelga para que sigan sin currar y empiecen a reponer programas y series míticas. Ya lo han hecho con Vídeos Vídeos (nunca llegarán a los vídeos de 1ª de Arús, pero...). Y ahora quiero que repongan Menudo es mi Padre ( ese fary, menudo no, recortadito), Manos a la Obra, el Al Ataque, compren los capítulo del Chavo y nos emitan de nuevo los Ladrones van a la Oficina (dios, que vuelva el esedariamente admirado Smith).
Basta ya de reponer a Antonio Mercero, coño.
Que conste que tampoco pido peras al olmo, que excepto el chavo (que supongo que ahora la serie no valdrá más que un real, medio centavo, pero es linda de verdad) todo lo demás está producido por ellos. Joder, si no ya empezamos con Humor Amarillo, los Aurones, V, etc. Hostia, ahora que caigo, el coche fantástico y el halcón callejero también fueron suyas. HUELGA HUELGA!!
El joven parado se había sentado frente al teclado de su ordenador. Tenía intención de escribir.
Podría haber escrito esa noche con la prosa más deliciosa, pero el cuadro de texto en el monitor seguía en blanco. Probó entonces a la antigua usanza. Con un papel. Y un boli. Y otro papel. Y otro tachón. Y el cuadro de texto en blanco.
¿Acaso no tenía nada que decir? ¿Acaso no tenía nada con que decir lo que tenía que decir? La literatura no estaba en aquella habitación, y corrió a buscarla en los libros. Allí suele estar encerrada, pero esa noche sólo guardaban palabras.
Empezó a sentir que no valía para cumplir tareas como ésas. Que alguien como él ya lo había escrito todo agotando sus reservas. Ya no podía escribir...
Y empezó a arrojar libros al suelo. Y a arrugar los papeles. Y a pulsar teclas violentamente con sus ojos fijos en la vibrante llama de la candela que ilumina cada noche su mesa. Más papel arrugado. Más libros en el suelo. Muchas más teclas. Bostezos. Libros. Papeles y teclas. Golpea con la palma de su mano su propia nuca y apaga con un fuerte soplido aquella débil llama.
Una lágrima resbala por su mejilla derecha. Mira al techo y entreabre su boca consciente de que acababa de componer y ejecutar la más bella de las melodías. Una pieza que contenía la sabiduría de todos los literatos y expresaba ardientemente todos sus sentimientos. Su opera prima y su obra maestra.
Todavía vibran sus tímpanos cuando mira a la pantalla del ordenador. Allí. En aquel cuadro de texto se agolpaban miles de caracteres agrupados sin orden alguno. Sin sentido ni contenido. Miles de letras y signos que venían a decir nada. Una nueva lágrima resbala por su mejilla...
...tampoco sabía escribir música.
O la resurrección de las vacas locas.
El caso es que este apestoso spot ha conseguido hacer que rechace por completo la idea de engullir un nuevo big mac. Otro cuarto de libra. O un mac pollo, aunque de vez en cuando siga montándolos....
Mi diagnóstico: encefalopatía esponjiforme altamente contagiosa se extiende peldaño a peldaño por las altas esferas del organigrama del gigante americano. Absténganse de compartir una gota más de la pringosa manteca con la que fríen sus patatas y eviten la más mínima ingesta de pseudo-cola aguada expendida en sus restaurantes.
Si te gusta el spot y eres de esos de "hago lo que quiero, lo demás no importa. Me enrollo con la gente..." vete a ver el resumen de OT y bájate a tu móvil el nuevo éxito de el mediocre de turno. Gracias.
Yo te daré poderes y comida basura. Te daré un crepúsculo vacío de estrellas...
Vaya, parece que últimamente esto va de cine y películas...
Pero no, señores. Nada que ver con el glamour de todo aquello.
Hoy, en compañía de mi hermano del metal extremo, hemos decidido tomar ese camino. Hacer ese cambio de sentido que en castellano suele traducirse acertadamente como giro al infierno (por lo menos se molestaron en traducir el título después de ver el film y evitar así una nueva aberración que sumar a la lista).
Lo cierto es que este camino lo llevamos recorriendo desde hace tiempo. Una alegre procesión con todas sus paradas y cruces correspondientes. Nuestro camino al Calvario.
El polvo, el sudor, la cerveza se acumulan dotando de peculiar consistencia a nuestras sandalias de peregrino. Arrastramos nuestros pies y no dejamos huella. Sólo un triste rastro de basura esparcido a nuestro paso determina el camino de vuelta a la realidad.
Y hoy hemos decidido coger el Cadillac (o lo que fuere) de Sean Penn. Ése mismo que le llevó a un demencial pueblo rodeado de desierto y codicia. Nosotros no huimos de nada, ninguna amenaza pende sobre nuestras cabezas, excepto la misma que se balancea rítmicamente sobre las vuestras. Nadie nos persigue, nuestro enemigo viaja con nosotros, siempre dentro. Ninguna liebre se suicidará arrojándose a nuestras ruedas. Ningún Oliver Stone se fijará en nuestros culos mientras hacemos la compra en un supermercado. Ninguna Jenifer López nos pedirá que la acompañemos a casa. Y tampoco aparecerá ningún Nick Nolte (joder, si no vamos a casa de J. López cómo nos vamos a encontra a Nolte). Pero llegaremos al infierno de igual manera.
El mecánico que despiezaba el coche y destrozaba la vida de Sean Penn en nuestro caso es un poco más agraciado. Y trabaja a la sombra, sentado tras el mostrador de una tienda de discos. Arise, claro. Y él es nuestro contacto. Satánico proxeneta que nos hace comulgar con un pedazo de plástico tintado en miles de colores, decorado con requebradas formas.
El coche no tiene marcha atrás, y ya enfila la cuesta hacia abajo. Ya sólo nos quedan unos kilómetros. Kilómetros de tiempo que se irán inmolando. Se irán devorando a sí mismos haciendo que nosotros avancemos mientras creemos permanecer estáticos. Y las puertas del reino se abrirán. Y allí estaremos. Nuestros cuerpos serán maldecidos con cerveza y whisky. Golpeados. Vapuleados constantemente. Y nosotros participaremos gustosos del macabro festival. Giraremos nuestras cabezas hasta hacer que crujan todas las cervicales. Patearemos culos hasta que nos duelan los nuestros...
Y así acaberemos. En plena noche caidos en el fondo de un abismo. Los cuerpos destrozados. Los oídos derrotados. Las almas más abajo todavía. Allí seguirán, en el infierno. Porque la deliciosa sinfonía perpetrada por nuestros anfitriones habrá impregnado nuestros tímpanos, y allí dejará huella por unas horas. Horas en las que nos levantaremos y andaremos. Andaremos hacia el infierno de lo cotidiano dejando a nuestras espaldas las puertas cerradas de la salida...
Cierto que de este destructivo cartel se han caído dos piezas importantes como Behemoth y Carnal Forge, pero el puzzle sigue dejándonos ver la imagen que forman todas sus piezas. Un espejo donde sólo vemos la mitad de nuestro ser. Alguien extraño, casi deforme, incompleto, pero nuestra otra mitad aquí no tiene cabida. Y así se nos permitirá comprobar la verdad de las palabras de Zos, ser conscientes de que nosotros mismos somos un inconstante reino del bien y del mal. Y en el lado del mal nuestro anfitrión siempre será nuestro propio asesino...
Llevaba menos de un mes allí dentro y ya se sentía encerrado.
Decidió embarcarse en esa aventura. Un experimento. Y lo estaba pagando muy caro. La metodología ensayo-error estaba siendo muy cruel. El ensayo no terminaba nunca. El error era infinito.
Muy ufano dijo que lo hacía por vivir una aventura, ignorando que todas las aventuras habitaban en su interior. Ocupó en seguida el centro del salón y permaneció inmóvil. Lucía sus mejores galas, igual que el día de su estreno. No en vano, cada vez que alguien lo rodeaba con sus brazos vivía uno nuevo.
Pero en todo este tiempo no se había dado el caso. Debido a su discapacidad no podía abandonar aquel recinto maldito pese a tener multitud de pies. Luchaba denodadamente por llamar la atención de los que le rodeaban, mas no lo conseguía pese a tener infinitas voces. Pronto se sintió parte del mobiliario. Una pieza decorativa más. Sólo práctica cuando uno de sus compañeros apostaba entre él y sus posaderas un rosado cojín.
El polvo acumulado en aquel salón desapareció como por arte de birlibirloque nada más salir al jardín. Unas dulces manos le acompañaron hasta allí, y le convirtieron en un estático espectador de la vida animal. Ahora su género se convertía en el documental. Descubrió a la vaca. A los gorrinos. Y la Naturaleza fluía por sus cuatro costados. Mas se seguía sintiendo solo. Inútil. Los animales de allá afuera le hacían el mismo caso que los de dentro. Y las nubes pasaban raudas en el cielo, y el viento acariciaba su lomo, y la vaca se levantaba. Eso es que va a llover, dijo. Y empapado pasó aquella noche. Y muchas otras pasaría rodeado de extraños y diminutos seres que trepaban por su lengua haciéndole imposibles cosquillas.
Ateridos sus miembros hasta que volvió al interior. El calor de la cocina le ayudó a desperezarse, pero no a recuperar la vida que había perdido en esos días. Ahora veía cómo discurría la vida de aquellos jóvenes. Caras llenas de piercings, brazos y espaldas decoradas con tatuajes, pies adornados con aros y tobilleras, cabezas vacías. Vidas desaprovechadas. Seres vivos inertes. Una especie de nada rellena de impulsos primarios rodeados por músculos cubiertos con telas.
El crepitar del aceite en la sartén era algo hipnótico. Una sensación estimulante dentro de aquel maremágnum de insulsez extrema. Y en eso era en lo que pensaba mientras aquellos jóvenes usaban su duro caparazón como tabla para partir embutido.
El sólo quería que se acercaran a conocerlo. Aunque tras unos días de convivencia decidió que sería mejor para él seguir pasando desapercibido. Soñaba con cómo sería el momento en el que él se abriera ante los demás. Pero en seguida se tornaba en pesadilla. Se veía a sí mismo en el centro de la habitación. Rodeado por todos los jóvenes con sus bocas desencajadas. Girando y gruñendo. El más osado de ellos cogía un palo y lo rozaba mientras los demás saltaban para protegerse de un más que seguro ataque. Y no despertaba. Porque él nunca dormía.
Y un día cayó a suelo. Nadie acudió en su ayuda. Nadie quiso levantarlo.
Él sabía que no iba al club de la serpiente ni nada parecido. Pero no esperaba acabar corriendo una suerte peor que la que aguardó a Oliveira. Deseó una y mil veces estar nominado. Que alguien le expulsara de aquella jaula demencial. Por favor, que alguien mande un sms pidiendo que abandonara la casa. Pero la mayoría de la audiencia tampoco era consciente de su existencia. Así que optó por otra solución. Decidió dejar todas sus hojas en blanco para así castigar a sus no-compañeros. Ésos que ahora ríen ignorando totalmente que han perdido la oportunidad de abandonar la casa sin salir de ella. Ésos que se creen felices y virtuosos mientras aporrean una mesa con unos cazos y disfrutan con eso de a éste le gusta ésa, éste se tira pedos, éste ronca, asín son las cosas.
Tuvieron posibilidad de conseguir la llave que les abriría todas las puertas, pero prefirieron ir a la sala vip. Y ahora de esa llave sólo quedan sus ajadas tapas, pues sus hojas han sido utilizadas para menesteres tales como limpiarse el culo, ¿acaso puede servir para otra cosa un montón de papel?
Que conste que no vengo a criticar formatos televisivos, ni pasividades de la audiencia, ni pretendo fomentar la cultura, ni todo está en los libros como dice la canción de S. Dragó. Yo no me meto con nadie, esto ha sido sólo una chorrada concebida mientras presenciaba una especie de resumen de GH y gestada mientras escuchaba Meshuggah (comprensible, digo yo)
por fin existe hoy hemos recibido la gran noticia pronto habrá entre nosotros un ninio más pero no uno cualquiera sino aquél que se apellida míticamente agag-aznar-longo-botella cojonudo el abuelito aznar ya tiene algo que hacer cuando se vaya de la moncloa a ver si así nos deja en paz de una vez
ya me imagino al chaval en su cunita con su incipiente bigotillo bajo la nariz una gafas de pasta cuadradas y una tremenda piñata metida en su boca dios por no mentar el tema del peinado tendra el del abuelo o el del padre
tras la despedida de soltería conjunta con los siempre así de comparsa y el fastuoso hortera y pepístico bodorrio en san lorenzo del escorial pronto se puso la joven pareja de enamorados a buscar churumbeles y ya viene yuju la señora botella ya tiene a quien contarle sus cuentos y su padre también a ver si el nieto se los cree y le ríe las gracias mientras agita un banderín de los eeuu
me imagino la conversación padre hija (que por cierto irá a la facultad con un bombazo más tocho que los que pega a los "malos " el amigo americano de su papá una situación bastante mierda) con acento tejano en su humilde morada hija cuándo me darás un nieto y ella con acento tejano hemous trabajado en ellou aier pour la nouche y esta mañanau eksastamente... jeje atomar por culo menuda cruz que le ha cido al chaval por no hablar de su tío fittipaldi y los amiguetes de papi pero bueno un nacimiento siempre es una buen noticia así que familia aznar salud y chapapote
Por favor, si alguien encuentra la manera de recuperar el reportaje dedicado a esta noticia en gente de la primera de TVE, que lo haga. No se arrepentirá.
No llevaba mucho tiempo en el barrio. Podría decirse que era nuevo. Tan nuevo como el aparcamiento en el que habitaba. Pero llevaba el tiempo suficiente. Suficiente como para haber visto crecer a vuestros hijos. A mi lado siempre acudían. Nunca faltaban a su cita en el asfalto que me rodeaba. Los más pequeños amontonaban sus juguetes junto a mi única pierna. Hacían alrededor de ella una imperfecta pirámide. Para otros, algo más mayores, yo era el protagonista de sus juegos. Sin mi presencia, y la de mi hermano, no había partido de fútbol, ni sitio para colgar la red de voleyball. Los jóvenes también acudían a su cita, en horario nocturno. Siempre en fin de semana. Y yo, desde mi ubicación privilegiada, les espiaba. Podéis tacharme o etiquetarme como despreciable voyeur, pero no tenía otra ocupación en aquellas cálidas noches (exceptuando la de improvisado urinario, que no era una actividad tan desagradable como podría parecer, sino más bien nutritiva). Convertían el aparcamiento en un enorme bar de copas, en un ring de boxeo sin cuerdas ni toallas, un circuito de carreras sin protecciones ni asistencias, un infinito prostíbulo con menos precauciones si cabía...
Ey. Que no me estoy quejando. No tengo nada en vuestra contra. El sol despertaba cada mañana y daba la señal de salida al día. Y a mí me saludaba el primero. En seguida me bañaba con sus rayos, me enverdecía mientras hacía lo mismo en tonos ocres con la señoras que posaban en sus terrazas. Mi pie seguía firme en el suelo. Y yo creciendo. Hacia abajo y arriba a la vez. Buscando más sol y más alimento. Los humanos sólo crecéis hacia arriba, pero eso no nos hace más poderosos.
Yo siempre temí vuestra presencia. Y también vuestra ausencia. Fuisteis vosotros quienes pusisteis aquella goma alrededor de mi tobillo. En un principio estaba aterrado ante aquello. Pensaba que no era más que una mortal trampa de esas que diseñáis los humanos para segar vidas. Pero estaba equivocado. Aquello empezaba a gotear a cada caída del sol, y el líquido elemento volvía a ser fuente de vida. Si hasta pusisteis un equipo de hombres a mi servicio y al de mis hermanos. Hombres árbol. Del color de las hojas del álamo. Brillantes como las hojas del almendro en la noche. Y acudían puntuales a cuidarnos. Apáticos, vacilantes, pero cumplidores de su misión.
Pero llegó el triste día. Junto a mi pie se almacenaban excrementos, botellas quebradas, restos de aquello que a vosotros os alimenta tan desequilibradamente. Pero llegó ella. Como una inmensa nube cargado e desolación, desértica. Llegó en un camión. Blanco y verde. Le ayudaron a descender dos de vosotros y la plantaron junto a mí. Allí dejaron aquella especie de cesta de un material inoxidable, perenne, execrable. Y en seguida se hizo dueña de todo aquello que me había venido rodeando hasta entonces. No sabéis lo mucho que puede llegar a odiar un ser como yo. Intenté taparle cualquier rayo de sol con mis manos. Intenté robarle los nutrientes del suelo con la uña de mi pie. Nada. Se mantenía impasible. Nunca flaqueba. Y cuando había sacado todo el jugo a aquello que llamáis restos, era vaciada para comenzar así otra vez el ciclo.
Lo único que recibía alimento en mí era el odio. Y fue absorviendo todo lo que necesitaba el resto de mi ser. El sol perdió fuerza y la goma ya no goteaba. Pronto vendrían los fríos del invierno, y yo no me daba cuenta. Agoté mis ínfimas reservas intentando estrangular las uñas de sus pies con las del mío. Paro no las hallé. Y las mías perecieron en el empeño. La tristeza comenzó a inundarme, pero no como lo hacía el agua. Muy pronto mis manos cayeron al suelo. Amarillentas. Rojizas. Algunas todavía verdes. La savia dejó de fluir por mis venas. Los pájaros dejaron de posarse en mis brazos. Ella seguía reluciente.
Deseaba poder hacer algo antes de desaparecer para siempre. Prestarle mis secos miembros a alguien para calentarse en el frío del invierno. Dejar allí mi pierna y seguir siendo el protagonista de vuestros juegos. Poder sentir que uno ha estado vivo una vez que se ha convertido en poco más que una madera corrupta en anticristiana sepultura. Y esa noche llegó. Como todo en mi vida. Todo ha llegado, pasado, venido, ido... nunca era yo el que iba o venía, el que pasaba o llegaba. Hacia mí avanzaban en la lluviosa noche del pasado sábado 2 de vosotros. Cierto que con un aspecto algo más... eh... como decís vosotros, amacarrado. Un joven con cresta y el otro rapado. Una chupa vaquera y una cazadora de camuflaje. Un heavy y un jebi. Y este último fue el que me ayudó a descansar en paz. Decidió dar muerte a mi eterna y odiada vecina y para ello yo le presté gustoso uno de mis brazos. La excitación del momento es indescriptible. El jebi se colgó y alzó sus pies en el aire. Pero en ese mismo instante mis fuerzas me abandonaron. Mi único pie dijo basta y se separó del suelo. Yo comencé a caer hacia un lado, pero el jebi no lo permitió. Me agarró fuerte y sus pies fueron el mío durante un rato...
Ahora vuelvo a estar derecho. Ya no me balanceo. Y si vosotros lo permitís, conseguiré soportar los vientos de meses venideros. Ahora tengo un nuevo pie. Un pie que se divide en dos. Y son metálicos. Y mi pierna descansa dentro de una cesta metálica y todo aquello que me alimentaba vuelve a rodearme. Y yo vuelvo a sentirme vivo, ahora que al fin estoy muerto...
Eso era lo que decía continuamente Quique Sanfrancisco en Amanece que no es poco. Creo. Sí, porque Gabino Diego hacía de americano, no?
Que me jodan! Que no es eso. Que lo que digo es que voy a seguir escribiendo mi historia. Y este fin de semana lo haré en la Comunidad de Madrid. Sé que muchos de los que allá me encuentre sois de los de folio y boli bic negro debajo del brazo. Pero esta vez sólo necesito el boli bic negro (cristal, por supuesto), pues el papel sé de dónde sacarlo. Tengo entendido que esta noche han salido a la calle una panda de cretinos pusilánimes, y se han puesto a pegar carteles por todas partes. Me cago en su puta madre. Pues pienso arrancar todo el que me encuentre para escribir mi historia por el lado que queda en blanco (el otro lada normalmente está lleno de mierda). Y así seguiré creciendo y expresándome a sus espaldas. De todas maneras, es el lado que siempre me han ofrecido...
No me creo nada!!
Era ya tarde cuando se reunieron los siete y pronto cuando se juntaron.
Buses, metros, compras y más buses eran sólo un absurdo pero necesario preámbulo.
El prólogo a este relato corrió a cargo de la iniciadora del nuevo proyecto. Asumió la responsabilidad y, cómo no en una ocasión como lo era ésta, el protagonismo. Ella se encargó de reunir las deshilachadas historias que íbamos escribiendo los siete y las unió por unas horas. Todas nuestras historias fluían hacia canillejas, y ya se iban uniendo poco a poco aumentando el caudal considerablemente llegando a anegar la N-II. Al final desembocaron en un lugar donde ya lo habían hecho otras veces. Pero era distinto. El mismo lugar, pero distinto momento. Y distintas historias. Allá bajaban. Unos con aguas algo revueltas, otros con aguas mucho más quedas, algunos con agua ligeramente salada, pero todas cristalinas. Porque cristalinas son las lágrimas que derraman nuestros corazones cada vez que nos unimos. Agua pura, destilada. Agua que podríamos haber usado para llenar el circuito de refrigeración del "malaguita" que nos llevaría más tarde contracorriente. Porque una vez que nos nutrimos los unos de los otros desbordamos cualquier cauce y creamos uno nuevo. Nunca fuera de control. Siempre siguiendo la senda que nos marca esa estrella que nos vio nacer en aquel verdosamente grisáceo escenario.
Y entonces cogemos todos a la vez la pluma y empezamos a dibujar trazos sobre el presente. Todo improvisado. Nada premeditado. No es escritura automática, no es dadaísmo. Es sólo el reflejo sobre un sucio papel de un estado de ánimo. Y la negra señora sigue esperando escondida tras la última hoja. Pero desorientada. Sabe dónde terminan nuestros caminos, pero ignora porqué nos rebelamos y nos empeñamos en intentar caminar subiendo las cuesta más empinadas. Lo hacemos para estar de nuevo juntos. Lo hacemos cuando nos juntamos. Lo hacemos porque no tenemos ninguna prisa por escribir el final.
Y todos allí reunidos jugamos a ser Peter Pan. Y no queremos crecer. Queremos seguir siendo como somos. Lo que somos. Y todo el paraje se pinta de gris facultad. Y toda la comida sabe a la tortilla francesa con ketchup de makelele. Y nuestras vidas se vuelven cálidas, tranquilas. En nuestro hueco estamos cómodos. Allí nos sentimos seguros. Pero el tiempo no da tregua. Sigue caminando impasible. Y hace que todo aquello se diluya. Que el lecho donde conversábamos remansados se vaya secando. Y que cada historia retorne a su cauce, o tome otro nuevo. Pero nunca tomamos todos el mismo, ni tan siquiera uno paralelo. No importa. El tiempo es ignorante. Sólo sabe hacer una cosa. Avanzar. Y cuando no estamos junto siempre corre en nuestro favor, y hace que el día que nos volvamos a juntar esté cada vez más próximo.
Ahora me veo solo. En mi habitación. 24 horas después de aquella afluencia vital. Escucho Thyrfing muy bajito para no molestar al señor Jacin e intento decir de la manera menos cursi posible lo mucho que quiero a mis amigos.
P.P.: la reunión de ayer ha despertado esta especie sensibilidad literaria en el jebi, pero sabéis que muchos de los que allí no estuvisteis sois también mis afluentes, y yo el vuestro. Y yo intento escribir mi historia sobre una pared rascando con una cucharilla, y llegáis todos vosotros siempre con un taco de folios y un boli bic negro de esos que a mí me gustan... y así da gusto. Pero sigo rascando ahora con la cucharilla; quizá con ello consiga hacer un hueco lo suficientemente hondo para que quepamos todos.
Miro por la ventana y veo nuestra estrella, que es todas.
Creo que no voy a volver a ver ningún oto programa de televisión.
Y no voy a entrar en un debate sobre la telebasura y la teleinmundicia. No vengo a exigir más cultura, ni menos corazón. Nada más ni menos lejos de mi intención.
Llevo unas cuantas horas sentado anonadado frente a la mal llamada caja tonta. Los tontos hemos sido muchos de nosotros que no hemos sabido verla. No hace falta tragarse los humos que se generan en cualquier tertulia moderarda por Garci. Ni aspirar los peores humos que se emanan en las entrevistas de Pedro Ruiz. Porque sus espacios no son más emisiones absurdas que vienen a interrumpir la verdadera cultura e información.
La resaca de la boda del pasado sábado-domingo ha anulado toda capacidad para realizar un esfuerzo esencialmente intelectual. Así que necesito mensajes que me lo den todo masticado. Y la publicidad ha sido mi Turmix, mi chino, el más gratificante pasapurés. He descubierto todo. He dudado. He errado. Y con ello he aprendido. No os dejéis comer la olla por los ecologistas!! El futuro está asegurado. Putos catastrofista de mierda! El futuro es bello, y en él las monjas lavarán con Neutrex y nos dejarán la ropa limpísima. Así que: qué más da que Antonia dell Atte haya sufrido malos tratos por parte de su photoshopeado (espero) ex-marido. Joder, usa farmatint, y ya es feliz, y su pelo está más suave y cuidado que nunca. Mujeres, sed modernas. una mujer moder es la que le pide a su marido más espacio vital, le hace apuntarse a un gimnasio, y se pasea y asoma a las ventanas siempre en ropa interior. Olvidáos de feminismos y chándales con tacones. Los yogures se comen con los dedos, los que tienen pantalla de plasma comen pipas gordas, las nubes huelen a regla, y antiguamente existía una tribu que siempre buscaba la luz del sol y eran más blancos que la leche (así que si eres albino, o Romina, o fotobófico, no te equivoques, tu lugar está bajo el sol, huye de la oscuridad).
Es igual. Todos los mensajes acabarán en el limbo. Recibimos más de 2000, percibimos más de 200, pero me quedo sólo con uno. Tanta movida con la ninia de sorpresa sorpresa. Sí, la fan de Ricky Martin y aficionada a la mermelada y los cánidos. Esa que muchos vieron... Mentira! Absurdos! Una mera maniobra de distracción. Invención de la propia Concha Velasco. Por qué? No te jode, con las pérdidas de orina y efluvios de mal llevar que tiene la provecta señora, cualquiera no intenta desviar la atención de la audiencia haciendo que busque invisibles mientras tapa su entrepierna con un guión muy mal traído. Menos mal que ahora, estando de gira, ha descubierto tena Lady... (y ahora miro al techo y me pregunto qué no dirá la gente por dinero. Joder, queda culebrón Pajares para rato, seguro)
Así que amigos. Ya nadie necesita cuidar ni ser cuidado. Todo está resuelto. y si algún día una de vosotras se levanta y no se encuentr radiante sólo tiene que preguntar quién es la más bella al espejo y abrir el grifo de agua caliente. Una vez que la hagáis, salid bien guapas a la calle y comprad un buen paquete de Orbit (recordad que se usa para dar vuestro téfono a los hombres)
El jebi no da abasto.
Ayer pedía novedades, y hoy no sabe por dónde empezar a contarlas.
Abandonó el hogar a eso de las 13:30, tras unas largas sesiones de Hard-Core protagonizadas por Hatebreed y Biohazard. Camina por las mismas calles. Aquéllas que le llevarán a la estación de autobuses. Aquéllas que construyen el camino de donde partía la senda hacia la facultad y dibujan los primeros metros de la trayectoria a seguir para llegar a su antiguo trabajo.
- "Me da un bono de diez, por favor"
- "son 27,25"
El jebi paga con un billetazo de 50 y le dan el cambio en monedas. Desciende las mugrientas escaleras y continúa andando hacia la dársena número 1 agarrando con ambas manos sus pantalones a la altura de la cintura. Menos mal que eran ésos, si llegan a ser los otros ya los llevaría por lo tobillos con el peso de las 22 monedas. Por delante 55 kilómetros de esos que duran 45 minutos, Gabo García Márquez y Av de América. Ya sólo quedan unos metros para llegar al punto de encuentro, unos minutos para acudir a su cita. Llega ella y cogen el metro (no os quiero recordar las anteriores andanzas del protagonista en citado medio de transporte). Callao. Mucha gente ociosa. Sol. Guiris y gays. Espoz y Mina. Tapas y Ribeiro...
A partir de aquí el jebi os quiere relatar cómo fue el transcurrir de la tarde, de forma embarrullada y carente de orden, aunque seguramente él se lo encuentre.
Rediós. Estotalmente mítico poder deciros que hoy he compartido unos segundos y muchos metros de calle con don Arturo Fernánadez. Magnánimo donjuan, galán y truhán de nuestro cine más casposo. Inefable la sensación de poder contemplar su estudiada sonrisa envuelta en una negra nube de rayos UVA mientras se cruzaba con el que suscribe por la plaza de las cortes. Smoking2, supongo. Bien. Pero ahí no acaba todo. Plaza de Neptuno, rojiblanco y colchonero, con el balón siempre el primero. Enfilo hacia Cibeles por la Castellana y, a quién me encuentro empujando un triciclo de un ninio y con otro en sus brazos? No, no es Andrés Pajares con sus dos nuevos churumbeles. No. Camiseta azul y blanca de adidas, panalones grises, gorrito de fulano y mechas rubias. Acertaron! Con el chico ése tan guapo que está casado con Victoria Adams, la Spice pija. Creo que ahora está muy de moda, y triunfando en el real mandril. Hum, pero dejaba a sus espaldas la Cibeles y avanzaba hacia Neptuno. Quizá siga los pasos de Schuster y camine en sentido contrario que Hugo Sánchez. Puede.
Pero todo eso da igual. Cómo que por qué? Porque un par de horas antes, nada más abandonar la mesa de la zapatería... con quién se había cruzado? Sí, con SUPERLETI. Leticia Sabater enfundada en un traje vaquero rematado en una minifalda y complementado perfectamente bien con unas botas de putilla azules y un tinte más de putilla si cabe platino. Con mucha marcha!! A partir de ahora empezaré a salir con cámara y haré de mi página web un auténtico refugio de fantoches...
Pero es igual. La prensa no se hace eco de ello. Cómo va a hacerlo, ignorantes? Es que acaso no sabéis que hoy TM3 no puso Shin Chan porque tenía q transmitir el gran desfile de la benemérita. Y es que yo me quejaba de vicio. Qué español puede sentirse hastiado justo en la víspera del 150 aniversario de la escuela Duque de Ahumada? No me jodas en el suelo, hombre!! y luego van los picoletos, y rematan la fiesta: "Un guardia civil mata a un ciudadano marroquí de un disparo 'accidental' en la boca.
Un ciudadano marroquí de 55 años ha fallecido a primera hora de la tarde después de recibir un disparo en la boca realizado por un agente de la Guardia Civil que se encontraba de servicio en el perímetro fronterizo que separa Ceuta de Marruecos. El Instituto Armado ha asegurado que fue accidental. (el mundo)"
Da gual. Y da igual que el Papa haya decidido prohibir que le filmen o graben muerto o moribundo, justo cuando ya llevan 10 años haciéndolo. Ya me imagino un nuevo caso paquirropantójico. Sigue dando igual. Y da igual que nuestro mentado Odón Elorza (o el lorzas según casos) siga barriendo para casa: SAN SEBASTIÁN.- Dos concejales gays, ambos del PSE-EE, han unido sus destinos en una ceremonia civil en el salón de Plenos del Ayuntamiento donostiarra, oficiada por el alcalde, Odón Elorza, compañero de corporación y amigo de uno de los novios.
No os preocupéis. No, y es que mañana el jebi se va de boda. No, no la de tu culo y mi cola, que ya nos conocemos. La de mi prima algo Conchi. Y eso sí que es digno de destacar. Una sorpresa mayúscula. Mayúscula por lo inesperado, por lo increíble, por el amor de dios. Y prefiero no hablar más por si algún miembro de mi familia acaba leyendo este absurdo post. Pero creedme. Sé que es difícil asumir que alguien que comparte genes con el jefe no sea agraciado físicamente. La naturaleza es caprichosa, amigos...
"la vida te sonríe, hace frío y llovizna..."
Eso me cantaba hace ya muchos años el señor Yosi, poeta ya para mí olvidado. Apenas recuerdo cómo seguía la letra, pero tengo ganas de rebuscar entre mis discos abandonados y volver a estar siempre igual. Rodríguez tenía trabajo, y tenía jefe. Pero no tenía vida. Ni ganas de vivirla.
Yo sí tengo vida. Y quiero vivirla. Pero algo me lo impide. Unas invisibles cadenas me rodean y obstaculizan cualquier intento de movimiento. Desplazarme se ha convertido en una penosa tarea y, cuando lo hago, realmente no lo hago. Deambulo.
Cómo me gustaría ser ahora mismo José Luis Perales, y dejar que le lluvia me empapase y así empaparme de su romántica melancolía. Pero eso para mí no tiene nada que ver con el amor.
Es increíble cómo ha podido llegar a corroer mis entrañas de tal manera la desidia. Cansado de no hacer nada y demasiado acostumbrado a hacerlo como para hacer algo distinto. Necesito sorpresas, novedades.
Llevo 2 días apuntado al gimnasio. Bien, lo cogí con ganas. De momento he conseguido empaparme camino de vuelta a casa todos los días y un agudo dolor que se extiende desde la barbilla al ombligo. Y ése es su eje. El dolor gira sobre él constantemente, y hace insoportable el peso de las cadenas...
Miro el móvil a ver si no he escuchado una llamada o he recibido algún mensaje. Nada. Ni tan siquiera del 4444. Abro mi blog y leo los comentarios. Acabo en seguida, no hay nada nuevo. Quizá porque mis escritos carecen de contenido, o no son novedosos. Normal. Joder! Necesito sorpresas, que alguien se lleve mi queso!
Aunque quizá deba salir yo a buscarlas. Y así transformar la sorpresa en casualidad, causalidad, eso que llaman estar en el sitio adecuado en el momento preciso. Lo dudo. Que alguien tire de mi correa porque me he convertido en un perro. Hoy he escuhado durante horas los Ramones (y sólo tengo un disco de poco más de 30 minutos), y no sé porqué. Pero por ese mismo motivo no escucharía a los Suaves. Dios, he vuelto a la infancia? No creo.
Sólo sé que desearía poder leer Crónica de una Muerte Anunciada a oscuras. Tumbarme en el suelo y pasar sus páginas muy lento. Inventando su contenido mientras espero que llegue ya mañana para poder volver a verte...
Y es que la vida me sigue ofreciendo cosas bellas. Y me sigue obligando a elegir entre opiciones, aunque ahora sean mucho más banales. Y es una actividad costosa. Dura. Pero que hemos de llevar a cabo. Ahora mismo dudo entre seguir escribiendo o levantarme e ir a hacerme para cenar un buen
Voy a tomar prestado, sin permiso (lo que sería un robo en cualquier otra situación), uno de esos tisúes que siempre encontramos en todo pack de servilletas para dedicárselo a mi hermano. Quizá no mi hermano de sangre (un abrazo Leo), pero sí mi hermano de fundición. Porque hay hermanos de leche, pero también los hay de metal.
Como tú mismo dijiste a principios de este año, una amistad construida a base de golpes de metal acaba siendo indestructible. Y ahora el metal que nos forma se ha visto agredido y abollado por un golpe mucho más duro. Porque la vida da siempre donde más duele. Inmisericorde. Y ,como siempre ha estado junto a nosotros, sabe bien dónde golpea. A conciencia.
Ahora es cuando me gustaría pensar que de veras estás cubierto por un espinoso y rojizo caparazón. Ahora es cuando desearía ver cómo tus pinzas destruyen todo cuanto se interpone en tu camino. Ahora me gustaría ver cómo prendes fuego a la cabeza de tu inseparable compañero y comenzáis a trazar juntos oes en el cielo. Ahora me gustaría pensar que en verdad somos indestructibles. Pero me resigno. Sé que el metal inunda nuestros cuerpos, pero en verdad no puede protegernos.
Hermano, recuerda aquella tarde de marzo en Rocafría, justo antes de ir a ver a Avulsed, cuando tú me abrazabas y yo lloraba sobre tu hombro en presencia de una vacía botella de pacharán. No sé si el dolor nos hace más fuertes. No tengo idea. Pero sí sé que lo que nos hace levantar de nuevo la cabeza son los que siempre están allí. Los que se alejan y nunca se distancian. Los que no hablan y nunca callan. Los que hierran y nunca fallan
Simplemente quiero decirte que no olvides que estamos aquí. Y este aquí es muy grande. Quizá en él no quepa mucha gente, pero la gente que ocupa este lugar es mucho. Sé que no lo olvidarás, porque nosotros nunca lo olvidamos. Pero también sé que a veces nos gusta que nos sea recordado. Y ahora espero haberlo hecho.
Mira la foto. Mira el bello horizonte que dejas a tu espalda. Agitado. Yo pienso que nunca debemos ignorarlo. Pero siempre es mucho más bello el que está allá adelante. Y justo entre tú y él estamos nosotros
Los Blogs y la Libertad de Expresión.
No sé si este tema se debe enfocar centrándose en lo que es la propia libertad de expresión. No lo creo. Se han dicho y dirán muchas cosas sobre la libertad de palabra, pensamiento, opinión y expresión, pero sólo se dirán las de siempre. Porque siempre se dice lo mismo. Porque reclamamos poder decir lo que queramos y nos defendemos con argumentos manidos, demagogia y dicursos enmarcados en lo llamado políticamente correcto...
Lo cierto es que en el blog he encontrado un nuevo medio de expresión. Un medio con una audiencia heterogénea y geográficamente dispersa, que decía aquél. Y lo mítico es que piensas que te puede estar leyendo mucha gente, aunque no lo esté haciendo nadie. Piensas estar haciéndote oír, sin saber si estás siendo escuchado. Imaginas a alguien al otro lado de algún muro, emocionado al degustar tus sentimientos...
Es increíble cómo llegas a colgar cosas que jamás le dirías en persona al interpelado. Cosas de las que te avergonzarías de decir en público. Y aquí deseas encontrar comentarios nuevos cada vez que echas un vistazo. Te desnudas, y no sabes, ni quieres saber, si el resto de los que escriben lo hacen, o simplemente fingen hacerlo.
Pero el caso es que el blog es una vía de escape incomparable. Ya era hora de encontrar el lado humano de esta nada con sifón que es la red. Me alegro de que el señor P. acabara convenciéndonos para unirnos a esta comunidad. Y ahora está en nuestras manos convertirlo en una herramienta a nuestro favor.
Desde aquí podemos convocar manifestaciones, organizar una huelga (por cierto, no compréis naa el día 7 de octubre, ya sabéis, ni cd's en estos 15 días) y decir el asco que nos pueden dar los reyes, crónicas marcianas, el PP, jaime Peñafiel, terelu, el PSOE, Ángel Cristo, Norma Duval, Juanito Navarro, la política, Operación Triunfo, Microsoft, las legumbres, el matrimonio Agag-Aznar... en definitiva, todos los seres y asociaciones que viven de y fomentan el cinismo, la falacia, el peloteo, la demagogia, la incultura, la coherción, el despotismo, la prepotencia, el conformismo, el desencanto, el NEPOtismo y toda esa puta mierda tan repugnante que emana en forma de hilillos de plastlina del Prestige que es su puta vida.
Los que aquí escribimos somos una nueva generación, y seguimos soportando la misma mierda. Pero al menos no nos quedaremos callados.
Que les jodan a todos los que se hayan dado por aludidos. Y que se jodan una y mil veces, tantas como días que pase este post colgado, porque, en el estado actual de las cosas, este post sólo lo podemos eliminar NOSOTROS (gracias a unos poco aguerridos, inconformistas). Gracias.
-El jebi se sienta tras el estrado mientras la masa enardecida aclama sus palabras y celebra a la vez el inicio de la campaña electoral para la comunidad de Madrid. Todos agitan sus manos y hacen con sus dedos una figura similar a unos cuernos. El jebi se levanta, escupe en el suelo y decide irse a la cama. Dentro de unos momentos, lo que se trada en presionar alt + F4, todo su auditorio enmudecerá, pero no para siempre...-