Efectivamente, soy el típico q dice estar ocupadísimo para escribirles mails o llamarles por teléfono y luego se pone frente al ordenador para resolver pasatiempos. Pero nada de sudokus más faraónicos que japos. Ni buscaminas. Ni pin-ball (seguramente porque trabajo con mi amigo mac, que si fuera un pc seguiría demostrando quién es el amo y señor del cadete espacial).
Participen en este magnífico juego que nos proporciona la página de subastas EBAY en algunas de sus fotos (comprueben la veracidad de esto que les apunto con el iconito que aparece en la esquina inferior izda.)
PRIMER RETO: descubrir por qué sabemos que quien subasta esta magnífica mesa es un hombre y no una mujer... (la solución, como la verdad, está ahí fuera; más bien al otro lado).
Agradezco a mdm y al berberecho su interés por proporcionarme este tipo de documentos (el de mdm lo colgaré a otras horas, para no herir pueriles susceptibilidades, ja)
En plenas olimpiadas de invierno al menos alguien se acuerda de los más desfavorecidos. El genial ATA, quién si no. Aupa el TMEO.
Sí amigo lector. Retomamos en nuestra pseudoconnivencia de hoy el tópico tocado en aquel caluroso 17 de agosto de 2004. La furgoneta de los huevos, aparcada en la puerta de la oficina de correos. Huevos aragoneses, del tamaño de un asteroide medio, que diría don Herminio. Que deben tener una yema como una pelota de tennis, digo. Y encima buenos. La Hostia (aprovecho ahora que no estamo en pleno formulario de la SGAE), Linux. Y entoncés, ante tanto arte convertido en rotulación vinilística utilitaria caí en la cuenta de que en esto de la publicidad sólo sabía que no sabía. Y ahora me encuentro prácticamente lo mismo en la mayoría de campos de fútbol de esta simpática liga española. Una panda de aguerridos picapedredos del fútbol abanderados por los hermanos Milito (gaby milito? aquel futbolista despreciado por la galaxia blanca con nombre de dúo cómico-circense, sustituido acertadamente por el hooligan woodgate; diego milito, pues su hermano, obviamente). Y a base de duros entramientos físicos, sesiones de masaje e ingentes raciones de güebos güenos y mucho gordos van matando gigantes con pies de plastilina a base de cañonazos. Y ahora Víctor Muñoz sonríe volviendo a encajar su mandíbula, batiente en el banquillo, masticando obleas dorados en el amarillo oro de unos huevos inhumanos. Y al atleti se lo cargan, más por los pelos que por los huevos, bien siendo cierto que son términos habitualmente próximos. Al equipo del gobierno se lo zumbaron sudando y pidiendo la hora en la vuelta. Y ayer. Ay ayer. El druida llamado utillero preparó la marmita de la mágica poción y repartió un mendrugo a cada uno de sus futbolistas. Y estos mojaron seis veces y se comieron a los mendrugos, paletos madrileños de esos que creen que la alta cocina es un trozo triangular de queso posado en un trozo crudo de brócoli con virutas de naranja. Y tras cada gol se abrazaban y eruptaban como grito de guerra, embriagando a todo el estadio con el saludable aroma del fruto de la gallina. Y así me di cuenta de que definitamente sé que tampoco sé nada de fútbol (algo que ya barruntaba cada vez que animaba al atleti). Amigos, este año la copa es del español de barcelona... premio desierto por incomparencia, acude en su nombre a recoger la copa de manos de su majetez juan carlos Carod Rovira. Un aplauso. Manda Güebos.
Ahorita que me miran les dejo que me vean.
Híjole, qué chingón está el chavo jebi posando con cara de chichicuelote. Está madre el pibe, comiendo tortas de jamón y sidra en vez de agua de tamarindo y huesito de chabacano. Y está en su linda y nueva vecindad, lejos de ron damón y la bruja del 71 con su escoba. Y a veces viajo a verlo en mi nave interplatanaria y me cuenta cómo le va por allá. Y en mi última visita olvidé mi gorro sin querer queriendo, pero veo que él me lo guarda, y se lo pone en su cabezota tapando sus cachetes de marrana flaca. Subí a verle para reyes, y le regalé la pelota cuadrada del llorón de kiko, sí, la que bota plano. Y el me regaló una resortera y el tebeo del chapulín colorado. Chanfle, vaya suerte que tuve, la chilindrina no pudo comprarlo porque el maistro longanisa le reprobó las mates por chivar a godines. La llevaré al patio pero no se lo presto, al cabo que ni querrá. Lo pasamos bien y le vi intentandó hacer realidad un pequeño sueño y no acabar como el ropavejero. Y como el Quijote le veo luchar con sus compañeras contra molinos y gigantes. Y yo hago de sancho y les digo que es mejor estar quietito, como niño, juegando a que llego yo y zas, y zas; no a eso no. Pero ni modo. Ahí siguen tan contentos, como si les hubiera besado la popis. Y de vez en cuando pasa el señor barriga. Bueno, no. Una señora que va a cobrar la renta del piso. Y encima ellos le pagan, no como ron damón, que con permisito se a tomar un cafecito...
Y vuelvo a mi barril, a un montón de cuadras de su piso. no sé cuándo recuperaré mi sombrero, pero no me importa. Pronto comenzarán su reconquista de españa. Sin estatutos ni cosas de esas que los niños no entendemos. En su verde rocinante y a tragos de ese bálsamo de fierabrás que resulta ser una sidra fresquita a la orilla del mar.
Y es que el chavo jebi sigue siendo un niño, y en la noche de reyes decidimo jugar a serlo y ocupar nuestro puesto (casi nos dio la garrotera de frío). Si quieren ver al niño jebi sigan leyendo o continue reading... Háganme caso y cuiden a los niños.
Armando el Belén en Asturias, moviendo piezas...