Amigos lectores.
El verano llega por estas tierras normalmente un mes más tarde que en el resto de la península. Y llega con pocas ganas. Sin ruidos y sin nueces. Como el que sabe que llega a tarde a clase e intenta entrar sin llamar la atención para sentarse en la última fila...
Y con el verano llega el señor cigarra. Éste sí que nunca falta a su cita con los riosellanos. Bien lo saben los socorristas, que no le pierden ojo en cuanto empieza a bracear hacia las rocas. Benditas rocas! Qué tendrá este mar que las convierte en preciosas sin necesidad de nácares, brillos ni oropeles. Si no me creen, como muestra una foto...
La percebada padre. Ahí, a lo gochu!!