17 de Diciembre 2003

BASADO EN HECHOS REALES-.

A mis oídos, acostumbrados a voces guturales y sonidos más que cavernosos, llegó el día de hoy una noticia. Un suceso digno de mención y noticioso debido a su relevancia, temporalidad y cercanía. Un acontecimiento que se ha propagado imparable por los ecos de los medios de comunicación. Y toda nueva encierra una historia…

…una mañana, el gallardo príncipe heredero al trono de un reino sin coronas y su mediatizada prometida salieron a hacer unas compras. Un gesto habitual, corriente y sencillo que les acercaba más su pueblo. Cosas de imagen, comunicación y concesiones del protocolo, ya se sabe. Y visitan la sección de hogar, y la parafarmacia, ajenos –quizá no tanto- a la furtiva mirada de un personaje Minolta en ristre. Y comienza a inmortalizar sus míticos momentos. Amorosa escena en las que las manos de ambos alzan una caja llena de piezas de cristalería; entrañable momento en el que él la coge por la cintura para hacer más sencillo el escrutinio del contenido de su carrito; inolvidable instante en el que el heredero abona gustoso todas sus compras con el dinero de todos los españoles. Y ñic ñic de la máquina de las tarjetas, y clic clic de la máquina de fotos. Pero el observador a su vez había sido observado por seis anónimos ojos. Seis pupilas cubiertas por un ahumado cristal polarizado. Y las seis piernas que mueven esos seis ojos empiezan a moverse en dirección de la tienda de todo a 100, 300, 500 y más. Allí las seis manos adquieren un kit infantil llamado Far West. Del envoltorio extraen las placas de sheriff y las muestran, en fugaz gesto, al ojo escondido tras el visor de la cámara. Se hacen pasar por personal de seguridad de la casa real y le piden la tarjeta con todas las fotos. Ante la negativa del interpelado proceden a enclaustrarle en una sala del sótano y ejecutan un magistral cacheo. Nada aparece. Pero ellos no ceden. No están dispuestos a ser bombardeados desde todas partes con un nuevo reportaje sobre el príncipe y su prometida. Y para evitar el fuego cruzado deciden despojar de sus harapos al indeseable periodista. La tensión se masca, guarnecida con tragedia y estupor. La tarjeta digital no aparece, y el nuevo reportaje sobre la real pareja parece cada vez más probable. Esos seis ojos no encuentran explicación al inextricable misterio de la tarjeta desaparecida, y bajan sus seis brazos. Dejan libre y vestido a su futuro maltratador audiovisual, y vuelven a la cola de la administración de loterías.
Mas no se preocupen, pues el periodista, gracias a su labor, aprendió en modo práctico qué es lo que debía hacer con aquellas fotos: METÉRSELAS POR EL CULO.

Y esta historia no tiene Moraleja, aunque, de hecho, es allí donde tuvo lugar.

Posted by eljebi at 17 de Diciembre 2003 a las 01:47 AM
Comments

Anda, que me tenéis contento con el plan Ibarretxe, Esquerra Republicana, el himno de Riego, y con eso de que si me follo a las de azúcar Moreno, Paloma San Basilio, Bárbara Rey y todo eso. Al menos dejad en paz a mi hijo. No hay que cuidar a los niños?

Posted by: juancar on 19 de Diciembre 2003 a las 12:36 AM

sí, pero también dicen "Desde niño, Satanismo contra todo" y su hijo a mí me parece más bien cristiano. No se le ocurra quejarse.

Sobre la situación anterior no se qué opinar, ambos bandos son voluntariamente repugnantes: la monarquía y la prensa rosa. Una bala para cada uno.

y un saludo

Posted by: Vomitante on 19 de Diciembre 2003 a las 10:16 AM

Saludos.
No olviden que la sangre sureña no se aguó...
...División del Norte

Posted by: pititis on 19 de Diciembre 2003 a las 06:38 PM
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