Uno, que se considera hombre de publicidad, empieza ya a estar cansado de la demonización que pretende hacerse en esta sociedad actual de tan respetable práctica. Hace ya más de 60 años de la obliteración de los postulados cercanos a la teoría de la aguja hipodérmica, y ahora, en pleno siglo XXI, a ellos volvemos. Es bastante patético escuchar o leer cosas como que la publicidad de tal producto es la causante de tal necesidad, que el estereotipo es el culpable de la creación de grupos de referencia y toda esa basura cerril y populista. Patético porque aquello de la aguja hipodérmica se abandonó en el cajón del olvido al demostrase que los receptores (nosotros o los nosotros de hace 60 años) formábamos una realidad compleja, heterogénea y, sobre todo, una audiencia activa y crítica.
Resulta que ahora, en 2008, volvemos a ser esos zoquetes que tomaban lo dicho por la caja tonta como verdad absoluta y atendemos a sus exhortaciones como perritos rusas a campanillas. Vaya tela! Prohibamos la publicidad de alcohol y tabaco, que luego los niños beben y fuman. Ey, pero no prohibamos su venta, que nos viene muy bien seguir gravando el tema con impuestos y mierdas. Si es que hasta nos viene bien que no gasten en publicidad para que así puedan patrocinar pseudo-eventos politizados.
Hum, un cartel con una tía sin rostro, pero con bragas. Habrá que prohibirlo que pueden verlo los niños en las marquesinas de los autobuses! Mejor ponemos uno de kate moss sin sujetador, que aunque los niños puedan ver a una farlopera anoréxica enseñando las tetas, al menos no leerán la palabra "ninfómana" evitando que unos azorados padres tengan que liarse en sonrojantes explicaciones.
Ah, y otra cosa, prohibamos eso del hombre anuncio en nuestra bella capital, que afea el paisaje. Mejor que se queden sin esos pocos ingresos y acaben como chulos o mendigos en la montera, que es más agradable. Qué poco digno para nuestro amigo el hambriento pasearse por la calle con un eslógan que ponga algo así como "compro oro" o incluso "vendo ropa". Hay que valorarse más, no rebajarse a convertirnos en mero medio o soporte. Mejor vestirse guapo y lucir la ropa que nos hemos comprado en serrano horas antes.
Señores míos. No me vengan con su mierda y con discursos vacíos y baratos. O incluso contradicciones y sinsentidos, de esos a los que son tan aficionados. Que si ser hombre anuncio es peor que ser mentiroso, falso e intolerante, dejen de regalar camisetas con sus logotipos y gorritas con el lema de su campaña a nuestros niños en edad de votar. Pero bueno, como el fin es noble, y siempre justifica los medios, mejor sean ustedes mismo el propio soporte de comunicación de su partido. Luzcan camisetas, gorras, pines y abanicos que los rebajen a los más oscuro y obsceno de esta raza tan simpática que puebla la tierra y mira la tele. Pónganse guapos y demuestren que, o no tienen dignidad alguna, o que dependiendo del anunciante lo del hombre anuncio puede convertirse en una labor social en aras del bien común. Algo así...
En fin, amigos lectores, demostremos todos nuestra más firme oposición a la teoría del la aguja aguirregallardónica y entremos a la página del PP a comprarnos todos los productos de su sección de merchandising. Sí compañeros, el PP, como todo partido político tiene a bien ofrecernos vía web la posibilidad de contradecir a la comunidad luciendo su marca e identidad corporativa, e incluso ingeniosos eslóganes y chascarrillos, en todo tipo de prendas o accesorios. Seamos hombres-anuncio del padel con este simpático producto(pincha, pincha) View image
Tomemos todos la puerta de sol armados hasta los dientes de material publicitario pepero y demostremos nuestro total desacuerdo. Esta es la página para todos los que no compartís esta teoría http://www.pp.es/index.asp?p=900&c=acf4b89d3d503d8252c9c4ba75ddbf6d
Es fácil, sólo hay que hacer lo mismo que el tal Rafael Díez. Aunque grandes de España solteronas no hay muchas, y bastante trago tiene el compartir lecho con doña Cayetana. Si hasta el calvo de Tele5 hace de tripas corazón y se está pensando fichar por la sexta (verídico)...
En fin, que lo que hay que hacer es aprovechar toda oportunidad. Así que, señor Cerezo, venda el calderón y vámonos corriendo a la peineta, así igual podemos jugar en casa (aunque no sea nuestra).
Lo mejor, sin duda, es ser iguana. Qué bonito se ve todo desde un terrario, con sus rayos UVB, sus infrarrojos, 28 grados a la sombra y pienso mezclado con frutas variadas...