Cuiden a los Niños

PRECAUCIÓN AMIGO REDACTOR-.

Dios, creo que estoy plagiando al maestro Campuzano. Espero no aparecer ni tan siquiera mentado en un programa de esos que llaman del corazón y se me acabe relacionando con la fallida historia de amor entre Encarna Sánchez y otra folklórica.

Cambio de tercio. Con mi abridor del PSOE. Fresquito.
Amigos, absténganse de relatar todas su peripecias, eviten narrar y describir ufanamente sus avatares, huyan de la prosopopeya y el retrato... Utilicen sus blogs para contar chistes, para opinar sobre Letizia, para declararse hijos de Andrés Pajares. Yo voy a hacerlo. No lo de Pajares. Lo otro. Y por eso no os voy a contar nada de mi experiencia como encargado de publicidad estática motera, ni de mi viaje en escoba a Ávila y Salamanca, ni tan siquiera de lo sangrante que fue el concierto de anoche de Machine Head. Porque el señor Entrialgo ha hablado. Y Ángel Sefija ha abierto mis ojos.

Amigos, tenemos dos opciones. Una es la anteriormente expuesta. La segunda es no tener nunca intención de conocernos. Actuando de esta manera conseguiremos, o bien sorprendernos mutuamente, o bien mutuamente sorprendernos. Si no sólo acabaremos leyendo posts de contenido notoriamente similar al a continuación expuesto: Título, silencio alumínico. Ayer estuve contigo. Vosotros suponéis quién es, tú lo sabes. Fue vernos y reconocernos automáticamente. Acercarnos y sobrar las palabras. Comunicarnos y faltar las palabras. Sorber el café era rebasar la barrera del sonido. Cada calada del cigarro era destruirla. Porque el silencio lo envolvía todo. Y al intentar hablar el envoltorio parecía estar hecho del papel albal que envuelve los chimos que compras en cualquier ambigú. Y el humo se condensaba ahí dentro, y se mantenía flotando durante ...

Que no hombre, que no. No pasa nada. Seguid contándome vuestra vida, que yo seguiré construyendo a mi entrañable personaje...