Mi querida amiga, permíteme que te envíe estas líneas tomándome de antemano la licencia de hacerlo. Digamos que debería haber pedido permiso a tu padre, pero he decidido pecar por omisión, que es el único pecado que no se ha cometido en todo lo que a ti concierne. O quizá sí. Quizá tú.
Verás. Te escribo, lo primero, para enterarme de qué tal te va. Y no es que me interese excesivamente tu estado de salud y/o ánimo, pero me gustaría saber qué se siente después de haber recibido agresiones de un padre folclórico-trillado, las charlas de una abuela que empieza su testamento poniendo una denominación de origen y una madre que no sé qué habrá hecho, pero que cantaba es o de felichidá, liloliloliloli, y ahora debe estar al pie del cadalso de su bañera. Que si el Mississipi, que si te casaste con un hampón, que si te has operado de pies a cabeza, que si eres yonki, que si tu hermano parece un engendro amish-cuáquero-mormón, y vete tú a saber qué más.
Pobriña mía. Me darías pena si no supiera que no eres. Que no existes. Que nunca lo hiciste. Ahora sé quiénes sois. Pero no voy a desvelarlo. Primero quiero saber cómo trabajáis y por eso voy a dejaros hacerlo. Añadiendo también el motivo de que vuestra labor empieza a dar frutos.
Y tras tu operación hay muchas caras. Sobre muchos cuerpos. Y los heidelberg intentan decidir el destino del mundo, pero nosotros lo ignoramos. Por vosotros. Por capullos. Porque siendo Ylenia os habéis cargado un poco más a Lydia Lozano, que, la verdad sea dicha, no sé cómo sigue encontrando trabajo después tal sinnúmero de cagazos (hablo de cosas anteriores, claro). Y ahora reviso vídeos y aprecio vuestro estilo. Y Lozano llora y Fraga comienza a emitir exabruptos que en cualquier país civilizado le llevaría a tribunal popular, imbuído por vuestros escritos. Y Aznar aprendió inglés con vuestro método, e hizo un ridículo digno de aparecer en breve como politono, casi al nivel de los de Pepín Blanco, que fue educado con una versión de barrrio sésamo intoxicada por vuestros mensajes. Sé que escribíais los guiones de Urdaci, los posts de P., y los pregones de las fiestas de todo barrio. Manzano bebía vuestro anís y Maragall vuestro vino a hectólitros. Y poco a poco adivino cómo cambiais las cosas. El mundo gira pero la humanidad cambia de rumbo al socaire de vuestros designios.
Yo no sé qué pasa, pero es que hoy me está afectando. Fíjos que lo de Lozano lo agradezco, no tanto lo de rody Aragón, pero es que hoy ya huele. Y es que ser guionistas de Crónicas es jodido, pero habéis conseguirlo eliminarlo. Queréis buenafuente los lunes, pues programáis en parrilla de antena 3 una peli deleznable de mujeres modernas hiperliberadas cuya única virtud es su brevedad. Que si el Junco. Que si la fertilidad de la familia real, tema complicado, ya que desafía a la inteligencia de la mismísima naturaleza. Sé que promovíais el Sí a la constitución europea y el No a los matrimonios homosexuales. Pero ahora sé qué otra cosa tramáis. Muy cachonda. Y sé que no os interesa Madrid 2012. Si no, cómo se explica que como colofón de la fiesta compartieran escenario y orondeces Bosé y sanz, que seguramente la últime vez que corrieron fue cuando alguien dijo aquello de: heterosexual el último...