27 de Septiembre 2004

LA LEYENDA DE CAMACHO-.

Junto a mí yace un niño. Se despereza y alza su cabeza. Mira al frente y automáticamente el brillo vuelve a sus ojos. A escasos metros de donde me hallo se encuentra sentado un viejo. Su rostro es viva cicatriz de muchas batallas. Su pelo gris ondea al viento. Su acento portugués inunda mis oidos. Y con una pequeña carraspera el viejo da inicio a la narración de la historia de Camacho. Sonríe y así dice:
"Camacho era un hirsuto joven. No muy avezado, pero altamente estimado por muchos. Quizá en demasía.
Camacho poseía una pequeña nave. Chapucera. Aunque muchos la veían poderosa. Y Camacho emprendió su vuelo charter en pos de la conquista de las estrellas. La primera vez el lanzamiento fue fallido, pero en el segundo intento consiguió arribar a la galaxia deseada. Fue recibido con aplausos, vítores y gran boato. Pero unos pocos sabíamos que sería en vano. La galaxia y la batalla de las estrellas quedaban excesivamente grandes para un chaparrete zagal nacido en una tierra en la que escasea el agua, pese a que él mismo era imagen de sus resorts y clubes de golf. Y donde no hay mucha agua, no puede haber mucha vida inteligente. Pero todos confiaban en Camacho. En sus rudos modales. En su estricta conducta. Estúpidos!! Acaso se puede manejar una galaxia a golpe de grito y alarido? Paleto!! Y eran famosas sus armas. Sus míticos agujeros negros bajo sus brazos, que amenazaban con absorber hasta a la estrella más rutilante. Pues puede que tuviera maneras, pero no eligió la galaxia más adecueda para su empresa, pues ésta acabó convirtiéndose en su propia estrella de la muerte. O ella o una especie de organismo claramente descendiente del mono, entre otros. Y sus propias estrellas le fallaron, y el resto de estrellas hicieron lo que debían, estrellarlo, se entiende. Y acudió al tópico de entonar el mea culpa y el auto-análisis-auto-crítico. Je je! Yo ya sabía que algo así pasaría. Yo fui testigo de cómo aquéllas estrellas perdían poco a poco su brillo. Y alguna estrella se convirtió en planeta, pero sin órbita, sólo con movimiento rotatorio. El gordo de las galaxias le llamaba yo. Ja. Y otras se pasaban de luz artificial, y deslumbraban a propios y extraños a base de mechas rubias y tirabuzones oxigenados. Y camacho sudaba y sudaba, mas no tenía ni ofrecía recursos. Pidió al amo del calabozo un buen asteroide para iniciar la conquista, pero éste le trajo dos aerolitos y un cometa. Muy bonito para la foto, pero absurdo. Y así el resto de estrellas comenzaron a perder el respeto a la galaxia, y con sus colores de guerra la envolvían en una nebulosa de desesperación y descrédito. Y una nova, y una supernova, y alguna fugaz forjaron la tragedia. Y Camacho ya empezó a mirar su futuro en las manos, pues las estrellas no le respondían, al no poder recordar su signo. Y lo veía muy negro. Y mientras él se estrujaba el cerebro para poder encontrar la manera de enderezar el rumbo, las estrellas de su galaxia viajaban a otras dimensiones en los brazos del capitán estelar Polvo. Polvo de estrellas, polvo blanco. Y Camacho, viéndose más solo que Han en su halcón milenario únicamente salvaba el pellejo con los tímidos chispazos de su princesa Leia, muy guapa ella. Cayeron Numacia y Osasuna. Y punto. Así que el bueno de Camacho no pudo más de cansancio y no tuvo más remedio que acabar tumbándose en la cama que le habían preparado sus pupilos. Y decidió volver a la tierra. Seca. Yerma. A Murcia. Dejando al mando de la nave a su inseparable chewaka, siempre bajo la siniestra sombra que el amo del calabozo proyecta cuando se rodea de sus estrellas..."
Y tras decir esto cae en una especie de letargo. Resopla y se levanta muy lentamente. Los niños aplauden y los adultos hacen ver con sus manos que creen que está loco. El sonríe ufano y camina hacia su pensión, vitalicia...
Salud señor Queiroz, salud. Ahora recupere la cordura y hágase del Frente. ...el puñetero atleti...

Posted by eljebi at 27 de Septiembre 2004 a las 12:56 AM
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