Hace frío esta mañana. El sol está ahí arriba, como siempre a estas horas, entre los tejados. Veo cómo muchos de los asistentes fruncen el ceño intentando evitar la incidencia de los rayos en sus desnudos ojos. No es mi caso. La negra capucha apenas me dejar disfrutar del día.
Estoy nervioso. Los gusanos de la pútrita comida que me hacen comer en prisión parecen haberse convertido ya en mariposa. Mi boca está seca. Urgo entre mis encías con la lengua buscando algún resto del desayuno. El cura abre la Biblia y comienza a escupir palabras. Parábolas. Versículos. Sermones. Un trozo de pan tostado es lo que yo escupo.
Mascullo insultos y maldigo mi suerte. No debería haber escupido teniendo la cara cubierta por la capucha. El gran momento se aproxima. Desde allá arriba veo a las autoridades. Cierro mis puños mientras contemplo cómo se dan palmaditas en la espalda y piden que les llenen nuevamente sus copas. Malditos bastardos. Hijos de puta. Vosotros sois los qe deberíais ocupar mi lugar en este momento. Al menos alcanzadme una copa. Puta boca seca, no debería haber malgastado mi escasa saliva en la fallida expulsión de aquel pan carbonizado.
Ahora todos miran hacia arriba. Hacia donde me encuentro. Y las autoridades asienten con la cabeza. Y el pueblo comienza a arrojar insultos. Y algunos llegan a mis oidos, junto con piedras y trozos de verdura. Culpable!, gritan. Culpable! Asesino! Y lo soy. Si al menos me dejaran quitarme la capucha verían mi gesto de desolación. Asesino y culpable, sí señor. Culpable y asesino. Pero igual o menos que aquellos que tenéis detras. Aquellos a los que rendís fingida pleitesía. Hijos de puta, bastardos. Ellos son los que obligan a la gente como yo a convertirse en lo que somos. Con sus leyes. Sus condiciones. Al menos deberíais probar a cumplirlas. Pero yo soy el único que se somete. Y asumo mi culpa. Asesino, eso soy. Asesino. No sé cuántas vidas inocentes he cercenado ya con mi hacha. Ninguna culpable. Ninguna merecedora de una pena tan grande. Y ahora soy yo el que carga con esa endiabladamente pesada losa. Y mi alma ha cedido bajo el peso, y noto cómo se hunde en la sucia tierra.
El momento ha llegado. El sudor empapa mi cuerpo, y aprovecho para lamer el que cae por la comisura de mis labios. Salado. Caliente. Ácido. Culpable! Asesino! Y el hacha cae pesadamente. Y un escalofrío recorre mi espalda. Mis piernas flojean. Y veo rodar una nueva cabeza. Entre vítores y aplausos recojo esa sanguinolienta esfera y la miro atentamente. Ella me dice culpable, asesino, sin mover los labios. Esta tarde, cuando llegue a casa, mi hijo menor me preguntará lo de siempre. Me interrogará con su vocecita tierna e inocente hasta que consiga una respuesta. Que siempre será la misma. No hijo, las cabezas, una vez separadas del tronco, no abren la boca para decir nada. Y me iré a la cama pensando en que no necesitan abrirla para hacerlo...
-----la verdad es que no me quedó muy allá, pero escribir esto tras ver UHF, a la novia de Fraga y una entrevista hecha por el Quintero a Pocholo y el risitas a la limón, no está del todo mal. Salud-------------------------------------------------
Posted by eljebi at 12 de Mayo 2004 a las 02:25 AMno está nadamal, como siempre.
Te noto bajo de moral, quizas melancolico, pero no te preocupes que gracias a los mimos que proporciona el ciga a nuestros clientes tenemos un futuro de lo más esperanzador (no te enojes ciga).
A todo esto este escrito está de puta madre. Estuve leyendo el comentario del dr illanes, menudo cabezón, no sabe que hemos hecho un curso de varios días de submarinista y entre nosotros hay un experto en estos temas que da nombre a nuestra singular asociación.
Recuerda el futuro nuestro está en la publicidad, yo haciendo mierdas de facturas en mgg, aburrido como una ostra y tu repartiendo esos magnificos panfletos que te dan en la puerta del metro que nadie lee y que recuerda a un yonkio rumano pidiendo una lismona, cuando en realidad estas ganando dinero por no tener la oportunidad de demostrar lo que vales, que yo sé que vales mazo.
Algun día alguien pagara todo esto, y veremos recompensado nuestros esfuerzos por lo criminal o por lo anal.